Claudia Salazar

In Loving Memory of Claudia Salazar 

Claudia Salazar, a resilient and loving soul, passed away peacefully surrounded by her family on Sunday, February 18, 2024, at the age of 83. Born on May 26, 1940, in Michoacan, Mexico, Claudia's life was a tapestry woven with love, strength, and unwavering dedication to her family. 

As the youngest of four siblings, Claudia learned the values of hard work and perseverance from an early age. She assisted her mother at home, laying the foundation for the indomitable spirit that would define her life's journey. 

Claudia faced adversity at a young age when tragedy struck, at 23 with the loss of her husband. She found herself widowed and left to support five young children. Undeterred, Claudia took various odd jobs to ensure there was food on the table while displaying a tenacity that would become a hallmark of her character. 

In 1969, Claudia remarried, expanding her family, and continuing to cultivate love and support. In 1981, she courageously migrated to the United States, driven by a fervent desire to provide a brighter future for her family. Despite facing the challenges of a new country, Claudia worked multiple jobs concurrently, demonstrating an unyielding commitment to her family's well-being.

Her dream of helping her children succeed in the U.S. was realized through years of hard work and sacrifice. Claudia's legacy lives on in her eight children, forty grandchildren, fifty-six great-grandchildren, and six great-great-grandchildren – a testament to the love and strength she instilled in each generation. 

In 2002, Claudia found solace and joy living in Manor, TX, with her son Victor and two grandsons. Family, fueled by her unwavering faith in God, was at the center of her world. She cherished moments spent together, whether playing bingo or enjoying gatherings filled with family, love, and laughter. 

Claudia Salazar is survived by her children, Leonila Arroyo, Paula Arroyo, Margarita Arroyo, Socorro Arroyo, Minerva Arroyo, Margarito Garcia, Victor Garcia, Gregoria Garcia, and their loving spouses; 40 grandchildren; 56 great-grandchildren; and 5 great-great-grandchildren. 

Claudia was preceded in death by her parents, Norberta Sandoval and Francisco Salazar, children, Jesus Salazar, Norberta Garcia; and grandchildren Manuel and Gabriel Gorrostieta, and Omar Garcia; three siblings, Rita Salazar, Julia Salazar, Lorenzo Salazar. 

Claudia's legacy is one of love, sacrifice, and the enduring strength of family ties. Her radiant smile illuminated every room, casting a comforting and uplifting glow upon all who were fortunate enough to share in its brilliance.  She will be dearly missed but forever remembered in the hearts of those who were privileged to know her. May she rest in eternal peace in God’s loving embrace.

Claudia Salazar, 83, of Manor, passed away Sunday evening, February 18, 2024.  Family and Friends will gather at the Family Residence for Visitation, Tuesday, February 20th from 2:00 PM until 8:00 PM and will Pray the Holy Rosary at 7:00 PM.  A Celebration of Christian Funeral Mass will be held at St. Josph's Catholic Church of Manor, Wednesday, February 21st at 10:00 AM with Father Henry presiding.  Christian Burial will follow at Manor Cemetery.

En Memoria amorosa de Claudia Salazar 

Claudia Salazar, un alma resiliente y amorosa, falleció pacíficamente rodeada por su familia el 18 de febrero de 2024, a la edad de 83 años. Nacida el 26 de mayo de 1940, en Michoacán, México, la vida de Claudia fue un tapiz tejido con amor, fuerza y dedicación inquebrantable a su familia. 

Siendo la menor de cuatro hermanos, Claudia aprendió desde temprana edad los valores del trabajo arduo y la perseverancia. Colaboró con su madre en casa, sentando las bases para el espíritu indomable que definiría el viaje de su vida.

 Claudia enfrentó la adversidad a una edad temprana. La tragedia golpeó cuando, a los 23 años, quedó viuda, dejándola sola para cuidar de cinco hijos pequeños. Sin amilanarse, Claudia asumió diversos trabajos ocasionales para asegurar que hubiera comida en la mesa, mostrando una tenacidad que se convertiría en una característica distintiva de su personalidad. 

En 1969, Claudia volvió a casarse, expandiendo su familia y continuando cultivando amor y apoyo. En 1981, migró valientemente a los Estados Unidos, impulsada por el ferviente deseo de proporcionar un futuro más brillante para su familia. A pesar de enfrentar los desafíos de un nuevo país, Claudia trabajó en varios empleos simultáneamente, demostrando un compromiso inquebrantable con el bienestar de su familia. 

Su sueño de ayudar a sus hijos a tener éxito en EE. UU. se hizo realidad a través de años de trabajo arduo y sacrificio. El legado de Claudia perdura en sus ocho hijos, cuarenta nietos, cincuenta y seis bisnietos y seis tataranietos, un testimonio del amor y la fuerza que inculcó en cada generación. 

En 2002, Claudia encontró consuelo y alegría viviendo en Manor, TX, con su hijo Víctor y dos nietos. La familia, alimentada por su fe en Dios, estaba en el centro de su mundo. Apreciaba los momentos compartidos, ya sea jugando bingo o disfrutando de reuniones llenas de amor y risas.

Claudia Salazar es sobrevivida por sus hijos Leonila Arroyo, Paula Arroyo, Margarita Arroyo, Socorro Arroyo, Minerva Arroyo, Margarito García, Víctor García, Gregoria García y sus parejas. También la sobreviven sus 40 nietos, 56 bisnietos y 5 tataranietos. 

Claudia fue precedida en la muerte por sus padres, Norberta Sandoval y Francisco Salazar, sus hijos Jesús Salazar, Norberta García y sus nietos Manuel y Gabriel Gorrostieta, y Omar García, junto con sus tres hermanos, Rita Salazar, Julia Salazar y Lorenzo Salazar. 

El legado de Claudia es uno de amor, sacrificio y la fuerza perdurable de los lazos familiares. Su radiante sonrisa iluminaba cada habitación, arrojando un resplandor reconfortante y edificante sobre todos los afortunados que compartían su brillantez. La extrañaremos profundamente, pero siempre la recordaremos en los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla. Que descanse en paz eterna, en el abrazo amoroso de Dios.